La Ruta de la Seda fue una red de rutas comerciales
entre Asia y Europa que se extendía desde China, Antioquía en Siria y
Constantinopla a las puertas de Europa y que llegaba hasta los reinos
hispánicos en el siglo XV. Debe su nombre a la mercancía más prestigiosa que
circulaba en ella, la seda, cuya elaboración era un secreto que sólo los chinos
conocían. Los romanos se convirtieron en grandes aficionados de este tejido, y
por ello su creció su demanda y popularidad. Muchos productos transitaban estas
rutas: piedras y metales preciosos, telas de lana o de lino, ámbar, marfil,
laca, especias, vidrio, materiales manufacturados, coral, etc.
En la actualidad, se continúan manufacturando productos de seda a lo largo de
todo el trayecto. Ejemplo son éstas que tuve la oportunidad de fotografiar en Samarcanda.