Seguro que si habéis viajado a China, no os habréis perdido una de las visitas obligadas: el Ejército de Terracota en Xian.
Se encuentra a varios kilómetros de la ciudad y en el trayecto puedes ver el montículo artificial en el que suponen que está la tumba del Emperador que mandó construir el ejército de figuras de terracota de tamaño natural, con el fin de que guardaran su descanso hasta el fin de los tiempos.
Este montículo no parece una construcción hecha por el hombre, ya que tiene toda la apariencia de una colina con su vegetación autóctona. Pero varios geo-radares y imágenes via satélite han mostrado cavidades inusuales en la naturaleza, por lo que se cree que el núcleo de la tumba está ahí.
El Ejército se encuentra en un gran hangar, en el que podrían caber perfectamente un par de campos de fútbol y visto desde cualquiera de los extremos impresiona, y mucho. En ese mismo complejo hay otros dos fosos con guerreros y un museo en el que se guardan las dos joyas más importante del ejército, dos carros de bronce pintados, formados por miles de piezas, guiados por un conductor imperial.
Además, al final de la visita puedes comprar reproducciones de los guerreros en todos los tamaños posibles, en alguna de las múltiples tiendas que abarrotan el lugar.
Fue en una de esas tiendas en las que vivimos una de las experiencias más sensacionales que hemos experimentado a lo largo de nuestros viajes. Tuvimos la suerte de conocer personalmente al anciano que hace años descubrió, por casualidad labrando los campos, los guerreros de terracota. Y nos firmó un libro y nos ayudó a comprender el misterio de los guerreros de Xian. Lástima que sólo hablara chino y sus familiares (nietos) hablaran poco inglés, porque se me quedaron en el tintero más preguntas de las que me contestó.