Visitar Pompeya es como trasladarte a una ciudad del Imperio Romano. Parece que sus habitantes hayan hecho el equipaje y hayan dejado sus casas para trasladarse a otra. Eso es lo que tienen las cenizas... preservan. Y si no, que se lo pregunten a Donald Johanson cuando encontró a Lucy y pudo comprobar que tenía una antigüedad de 3,2 millones de años!!!.