martes, 31 de marzo de 2015

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. Roma. Italia


Cuando ves el Coliseo por fuera la primera vez que visitas Roma tienes la impresión de tener frente a tí un coloso, algo único que sólo podía estar concebido en una ciudad capital de un Imperio.
La imaginación vuela hacia la época en la que los ciudadanos del Imperio acudían a ver los espectáculos que los Césares ofrecían para gozo y disfrute de la población. Puedes imaginar los palanquines llevados por esclavos en los que los patricios, senadores y nobles junto con sus esposas llegaban hasta sus puertas con la ilusión por ver cual iba a ser la sorpresa que les deparaba la jornada.
La ilusión se desvanece en cuanto ves el interior. A mí, por lo menos, me dejó helada. Esperaba que el estado de conservación fuera mucho mejor y que se hubiera restaurado alguna de las graderías para ver cómo era en todo su esplendor. Pero, de nuevo, la imaginación hace la suplencia y te lleva a visualizar espectáculos y martirios que se hacen difíciles de soportar.