jueves, 12 de marzo de 2015

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. Angkor Wat. Camboya.

En los lugares en los que la grandeza de las civilizaciones se hace piedra, siempre se tiene la tendencia de querer abarcar con los ojos toda la amplitud de lo que son capaces de ver. La mayoría de veces, el bosque no deja ver el árbol.
Eso es lo que intento explicar con la fotografía que hoy comparto. Cuando visitas los templos de Angkor, todo es tan grande, tan maravilloso, tan distinto que los ojos absorben "a lo grande". Sólo si viajas sin prisas, con la intención de disfrutar de cada momento, puedes apercibirte de los detalles más ocultos. 
En un pasadizo nada transitado por turistas, todos absortos en la contemplación de los murales más famosos sobre las gestas de los reyes jemer situados justo al otro lado, pude fotografiar este muro con una hilera de serpientes con cabeza de águila. Se distribuían a lo largo de toda la galería y os prometo que pasear por ahí era de lo más inquietante. Tenías la sensación de que en cualquier momento aparecería una de carne y hueso.