Cuando visitas Xian esperas con ansia poder ver los guerreros de terracota. Una vez estás allí, te das cuenta de que esa fue una de las ciudades imperiales más importantes de China durante la dinastía Tang. De esa época hay numerosos monumentos bellísimos en los alrededores de la ciudad.
Uno de los más espectaculares que pude contemplar es la denominada Pagoda de la Oca Salvaje, que data del siglo VII. Creada para guardar en su interior una colección de escritos budistas que trajo consigo un monje muy importante de vuelta de su viaje a la India.
Estos textos iniciales sirvieron como pretexto para que la pagoda se convirtiera en el centro de traducción más importante de textos budistas, y para ser el vehículo de expansión de esa religión en China, ya que anteriormente no había textos traducidos.
La Pagoda tiene un total de siete pisos, aunque inicialmente constaba de cinco. La originalidad es que está construida de barro reforzado en algunos puntos por ladrillo, ya que en la zona era muy difícil encontrar piedra.
