ITERUM
Soy una apasionada del arte. Reconozco que cualquier cosa bella merece
mi atención. Por eso, ante mi viaje a Turquía estaba emocionada. Todo lo
que leía sobre su Patrimonio hacía crecer mis expectativas a cada
renglón. Tener a pocos días vista, la visita de Pérgamo, Afrodisias,
Troya, Éfeso, Aspendos, Hattusa y otros lugares igualmente
espectaculares me hacía tener un hormigueo constante en el estómago.
El resultado nada tuvo que ver con lo que esperaba. Todo superó las expectativas. El maravilloso patrimonio de Turquía es incomparable. Hititas, griegos, pueblos micénicos, romanos, bizantinos, otomanos... fueron dejando sus huellas en esa tierra y haciendo que sus impresionantes construcciones y expresiones artísticas se acumularan de forma casi única en el mundo.
La fotografía que hoy comparto es del sitio arqueológico de Afrodisias. Corresponde al tetrapilon, uno de los elementos más importantes y significativos del yacimiento. Además de éste, también se pueden encontrar el templo de Afrodita, diosa a la que estaba dedicada todo el conjunto en época helenística, y el Sebasteión, las termas de Adriano, el Odeón y el estadio de época romana.
Conocer Afrodisias fue una experiencia única en mi currículum de visitas arqueológicas, por dos motivos. El primero evidentemente cultural y fotográfico. Atender a la visita guiada efectuada por guías especializados me enseñó más que varias asignaturas de Universidad y la colección de fotografías que tomé es un verdadero tesoro. El segundo, climático. No visiteis Afrodisias a las tres de la tarde un dia de septiembre caluroso porque os aseguro que se te derrite el cerebro. Suerte que soy una viajera con experiencia y siempre llevo un sombrero y un paraguas en mi bolsa. El sombrero sirvió para bien poco, pero el paraguas me regaló la sombra que tanto buscaban los visitantes en cada rincón. A partir de entonces, además del paraguas y el sombrero, siempre me acompaña un abanico, que despierta más de una cara de curiosidad y de envidia sana.
El resultado nada tuvo que ver con lo que esperaba. Todo superó las expectativas. El maravilloso patrimonio de Turquía es incomparable. Hititas, griegos, pueblos micénicos, romanos, bizantinos, otomanos... fueron dejando sus huellas en esa tierra y haciendo que sus impresionantes construcciones y expresiones artísticas se acumularan de forma casi única en el mundo.
La fotografía que hoy comparto es del sitio arqueológico de Afrodisias. Corresponde al tetrapilon, uno de los elementos más importantes y significativos del yacimiento. Además de éste, también se pueden encontrar el templo de Afrodita, diosa a la que estaba dedicada todo el conjunto en época helenística, y el Sebasteión, las termas de Adriano, el Odeón y el estadio de época romana.
Conocer Afrodisias fue una experiencia única en mi currículum de visitas arqueológicas, por dos motivos. El primero evidentemente cultural y fotográfico. Atender a la visita guiada efectuada por guías especializados me enseñó más que varias asignaturas de Universidad y la colección de fotografías que tomé es un verdadero tesoro. El segundo, climático. No visiteis Afrodisias a las tres de la tarde un dia de septiembre caluroso porque os aseguro que se te derrite el cerebro. Suerte que soy una viajera con experiencia y siempre llevo un sombrero y un paraguas en mi bolsa. El sombrero sirvió para bien poco, pero el paraguas me regaló la sombra que tanto buscaban los visitantes en cada rincón. A partir de entonces, además del paraguas y el sombrero, siempre me acompaña un abanico, que despierta más de una cara de curiosidad y de envidia sana.