ITERUM
La fotografia que hoy comparto es la segunda parte del post que os dejé
hace unos días con la fotografia del Monte Cook, en la isla sur de Nueva
Zelanda.
En aquel post os contaba que tuvimos que montar precipitadamente en el helicóptero, que nos dejó en un llano entre montañas para poder disfrutar de la nieve y el paisaje, porque se acercaba peligrosamente una tormenta. Al final tuvimos que atravesarla para poder llegar a la base.
La tormenta que os relaté es la que veis en la foto. No se trata de una foto que destaque por su gran calidad, todo lo contrario. Se aprecian los reflejos en los cristales del helicóptero. Pero su valor es el documental. En esos momentos de pánico, en los que vimos como el helicóptero que nos precedía se perdía en la espesura de ese mar de nubes negras, me salió la vena de reportera y sólo tuve el pensamiento de inmortalizar el momento.
Os puedo asegurar que mientras estuvimos dentro de la tormenta no tuve ganas ni de respirar. Es la sensación de pérdida total.
En aquel post os contaba que tuvimos que montar precipitadamente en el helicóptero, que nos dejó en un llano entre montañas para poder disfrutar de la nieve y el paisaje, porque se acercaba peligrosamente una tormenta. Al final tuvimos que atravesarla para poder llegar a la base.
La tormenta que os relaté es la que veis en la foto. No se trata de una foto que destaque por su gran calidad, todo lo contrario. Se aprecian los reflejos en los cristales del helicóptero. Pero su valor es el documental. En esos momentos de pánico, en los que vimos como el helicóptero que nos precedía se perdía en la espesura de ese mar de nubes negras, me salió la vena de reportera y sólo tuve el pensamiento de inmortalizar el momento.
Os puedo asegurar que mientras estuvimos dentro de la tormenta no tuve ganas ni de respirar. Es la sensación de pérdida total.
