ITERUM.
Ocurrió en el Parque Krugger, en
Sudáfrica. Era una mañana espléndida para hacer un safari fotográfico. Todos
íbamos con la ilusión de ver a los Big Five: Elefante, rinoceronte, búfalo,
leopardo y león. Con los ojos bien abiertos, es difícil distinguir algunos
animales entre la maleza, y las cámaras a punto, recorríamos las sendas
marcadas con un conductor y un guía experto en nuestro todoterreno.
De pronto, un olor intensísimo
llegó a nuestras narices. ¿Qué podía ser aquello?. El guía lo supo
inmediatamente. Se trataba de un elefante macho en celo. La ignorancia te hace
pensar que no hay peligro, pero de pronto, aparece frente a ti y la cosa
cambia.
El guia nos aconseja quedarnos
inmóviles ya que así el elefante percibe el olor del conjunto (jeep y
personas). Pero el elefante tenía otras ideas respecto a nosotros, empieza a
mostrar su poder y el chófer no tiene otro remedio que mostrar el poder del
coche acelerando sin movernos del lugar. Cualquier movimiento en falso puede
ser fatídico.
La tensión es extrema hasta que aparecen otros vehículos y el elefante se ve en minoría y se retira. La semana anterior otros turistas japoneses no tuvieron la misma suerte.
La tensión es extrema hasta que aparecen otros vehículos y el elefante se ve en minoría y se retira. La semana anterior otros turistas japoneses no tuvieron la misma suerte.
Pero la aventura no terminó ahí,
más tarde tuvimos que ir nosotros a rescatar a otro vehículo en la misma
situación. La fotografia que comparto es justo en el último
momento en que nos pidieron que estuviéramos inmóviles. El elefante ya se nota
que está muy enfadado.