A orillas del Rio Amarillo (Yangtsé), se levanta una de las ciudades más importantes de China, Souzhou. En esta ciudad hay dos lugares que se deben visitar de forma ineludible. Uno de ellos es la Colina del Tigre, llamada así porque en ella está enterrado el rey He Lu, fundador de la ciudad. Poco tiempo después de su sepultura se vió un tigre blanco en la colina. Todos los habitantes de Souzhou tuvieron, por aquél entonces, la creencia de que el tigre vino a proteger la tumba del rey y que su espíritu vagaría por la colina para siempre como protector de la ciudad.
En la colina hay uno de los jardines de bonsais más impresionantes que he visto nunca, con ejemplares centenarios y de especies inimaginables, y además una pagoda de siete pisos que, con una altura de más de cuarenta metros, preside toda la ciudad.
La fotografía que hoy comparto es precisamente de la parte superior de la pagoda. La fotografía parece torcida, pero no lo está. En realidad la pagoda está inclinada y aunque se ha intentado corregir esa inclinación, únicamente se ha conseguido parar ese proceso. Al fondo se puede apreciar, entre la espesa contaminación de la ciudad, un puente de los que cruzan el rio Amarillo en Souzhou.