Kyoto es mi ciudad japonesa preferida. Creo que es una ciudad en la que se conjuga perfectamente la vida del Japón moderno con la del Japón más ancestral.
Está dividida en diversos barrios, el más famoso Gion, típico por ser el lugar en el que se desarrolla la vida nocturna tradicional vinculada a las geishas y en el que se radican sus principales casas y sus escuelas. En otro post os hablaré de estas casas y de los estudios y disciplinas que debe aprender una mujer si quiere llegar a ser geisha.
Los barrios más modernos se despliegan en cuadrículas perfectas, con grandes avenidas y calles plagadas de gente que recorre las aceras en una actividad comercial casi frenética. No he estado en ningún otro país del mundo en el que la gente consuma tanto y en cosas tan inverosímiles.
Y no hay que olvidar que Kyoto es una ciudad con una larga historia que se manifiesta en sus monumentos y jardines, entre los que destaca el Kinkaku, o Templo del Pabellón de Oro, edificio de tres plantas completamente cubierto de pan de oro, construido en el siglo XIV como villa de descanso del shogun de Kyoto. Es uno de los edificios más visitados de Japón, tanto por los extranjeros como por los locales, aunque no se puede ver su interior. Pero sin lugar a dudas es una de las fotografías icono de cualquier turista.