miércoles, 30 de septiembre de 2015

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. Mercado flotante. Thailandia

Viajar a Thailandia es adentrarte en un mundo lleno de peculiaridades. Si, además, es la primera vez que pisas suelo asiático, el contraste puede ser brutal. El calor sofocante que te golpea con sólo bajar del avión discurriendo por el finger hacia la terminal, la lluvia que cae tan torrencialmente que te parece que nunca antes has visto llover, una vegetación exhuberante que hace que las orquídeas crezcan espontáneamente parásitas en los troncos de los árboles incluso en la ciudad, un país de gente amable y sonriente, un patrimonio cultural espléndido, la única monarquía de la zona asentada desde los tiempos del Reino de Siam, una forma peculiar de contar la edad de las personas y, sobre todo, una capacidad para el comercio y el intercambio que sólo se puede entender en el sudeste asiático, son sólo ejemplos de esa peculiaridad.
El fruto de esa capacidad de intercambio y del comercio son los mercados. Cada ciudad, cada pueblo, cada aldea tiene su mercado al que acuden los artesanos, campesinos, amas de casa, pescadores..., cada uno a ofrecer sus productos: verduras, frutas, carne, comida, aceite de coco, pescado, cestos, alfombras vegetales, helados caseros, animales vivos, huevos, dulces, insectos, crustáceos disecados, productos de artesanía popular.. todo cuánto os podáis imaginar. 
Pero la singularidad de los mercados thailandeses es que algunos son flotantes. Me explico. Una red de canales en los que se asientan los palafitos de los habitantes del pueblo permiten la circulación de barcas de madera en las que los vendedores llevan sus mercancías para comerciar e intercambiar. El más famoso de estos mercados se encuentra en Damnoen Saduak, a cien kilómetros de Bangkok. 
A primera hora de la mañana cientos de comerciantes llegan a este mercado con sus barcas cargadas de mercancía: hombres, mujeres, ancianos reman con fuerza para mover sus botes y conseguir vender todo el género. Es uno de los lugares en los que cualquier fotógrafo se siente feliz. Los rostros de las personas, los gestos en el regateo, el caos de barcas de comerciantes mezcladas con las de los turistas (se puede visitar andando por los muelles o bien en barca), la infinidad de productos a la venta, algunos conocidos otros totalmente inéditos, los niños con sus madres, las ancianas remando en sus botes con sus sombreros de paja, monjes budistas también en barca recogiendo las limosnas para el templo, en definitiva, un maravilloso espectáculo.
La fotografía que hoy comparto es la visión del mercado desde el bote en el cual realizamos la visita. Os aseguro que si el espectáculo bullicioso de este canal nos dejó totalmente abrumados, la paz del resto de canales por los que transcurrimos plácidamente viendo el quehacer diario de los habitantes del pueblo, fue un regalo para los sentidos.


martes, 29 de septiembre de 2015

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. Yereván. Armenia

Recién aterrizada de mi último viaje, quiero compartir con vosotros mis primeras sensaciones. Viajar a Armenia no puede dejar indiferente a nadie. Es un país espectacular, intenso, emocional. Su orografía no es más que el fiel reflejo del carácter y la fortaleza del pueblo que lo habita desde hace miles de años.
La Armenia actual ocupa sólo un diez por ciento del territorio que antaño le perteneció. Es lo que los armenios llaman la Gran Armenia, territorio que se extendía desde el Mar Negro hasta el Mar Caspio. Dividida posteriormente entre el Imperio Otomano y el Imperio ruso, sufrió en 1915 (justo este año se celebra el centenario) un genocidio de manos de los otomanos en el que fueron asesinados más de un millón y medio de armenios. La mayoría de los supervivientes a la masacre se dispersaron por todo el mundo a través de Siria y Líbano, en lo que se denomina la diáspora. En la actualidad la población de Armenia es de 3 millones de habitantes. Imaginad, pues, la magnitud del genocidio.
El pueblo armenio es un pueblo orgulloso de su identidad, ama a su tierra y a su patria por encima de todo y siente su patriotismo incluso cuando vive en el extranjero. Su sentimiento hacia los armenios que vivien en la provincia autónoma de Nagorno-Karabaj hace que no tengan ningún inconveniente en dedicar esfuerzos a que esta província pueda vivir en paz y decidir su futuro.
En nuestro viaje hemos podido comprobar los múltiples actos que se celebran para conmemorar el holocausto armenio y, también, la ignorancia de gran parte de occidente de esa masacre. Si el holocausto judío en manos de los nazis es mundialmente conocido, el de los armenios en manos de los turcos ha quedado sin reconocer. Baste decir que el Papa Francisco ofició una misa hace poco para reconocer oficialmente el holocausto armenio y ha tenido como consecuencia unas tensas relaciones entre el Vaticano y Turquía. Los turcos nunca han querido reconocer el genocidio, a pesar de que los armenios eran ciudadanos del imperio otomano, claro que con diferencias notables, la principal que Armenia fue el primer estado del mundo en adoptar la religión cristiana y los turcos les querían imponer el Islam. Además los armenios eran un pueblo muy culto y muy comerciante, lo que incomodaba a los turcos en sus transacciones comerciales.
La fotografía que hoy comparto es un homenaje al pueblo armenio que sufrió la masacre. Se trata del Memorial del Genocidio que se encuentra en la capital, Yereván. Cada mes de abril, miles de armenios visitan este lugar y depositan millones de flores para recordar que su pueblo fue torturado y asesinado por aquéllos que debían protegerles. El Museo del Genocidio, que se encuentra en ese mismo lugar, da testimonio gráfico de la barbarie que niños, mujeres, ancianos, hombres, en definitiva un pueblo, tuvo que sufrir en los asesinatos masivos, torturas o en la diáspora. Sus descendientes recuerdan la muerte de sus abuelos, de sus padres y de sus amigos como su fuera la suya propia.

viernes, 25 de septiembre de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. ITERUM. San Petersburgo. Rusia.


ITERUM
La fotografía que hoy comparto con vosotros es de un joyero. Esa es la mejor definición para ese edificio que alberga en su interior una de las colecciones de obras de arte más importantes del mundo. El Museo del Hermitage, en San Petersburgo.
El imponente museo, a orillas del rio Neva, ocupa seis edificios, el principal es el Palacio de Invierno, residencia oficial de los zares rusos. 
Según cuentan los rusos, contemplando durante 3 segundos cada obra, tardarías 7 años en ver todo el museo. Así que lo más aconsejable es seleccionar tus preferencias artísticas y centrarte en disfrutar detenidamente de ellas.

jueves, 24 de septiembre de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. ITERUM. Fortaleza de Sacsayhuamán. Cusco. Perú.

ITERUM
A las afueras de la ciudad de Cusco, en Perú, se alza la fortaleza ceremonial de Sacsayhuamán, que en quechúa significa "el lugar donde se sacia el halcón". Se trata de una extensa superfície ocupada por diversas formaciones entre las que destacan murallas y torreones.
Espectacular es la palabra. Y no menos la forma de construcción de esa maravilla. Rocas talladas de toneladas de peso, algunas del tamaño de un edificio de dos plantas, encajadas como un verdadero puzzle y además dando forma a distintos animales y objetos.
En la muralla puedes ver composiciones megalíticas que, a modo de rompecabezas, forman una llama, una garra de puma, y otras maravillas.
La fotografia que comparto es un detalle del muro. Se puede apreciar el encaje perfecto de las rocas. Éstas eran talladas en la cantera de forma tosca y, ya en el lugar, se perfeccionaban y se colocaban en su lugar. Imaginaos el inmenso trabajo. Pero os diré lo más sorprendente. Para evitar que los terremotos, muy frecuentes en la zona, acabasen con la muralla, las superficies de rozamiento de unas piedras con las otras no son lisas, tienen muescas y protuberancias que se encajan perfectamente con la inmediata. Así que, cada roca únicamente tiene un posible lugar de encaje y una única posición posible.
Alucinante.

martes, 22 de septiembre de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. ITERUM. Wellington. Nueva Zelanda.

ITERUM
Para llegar al Wellington Botanic Garden hay que tomar un funicular que parte desde el centro de la ciudad y que asciende por las colinas. A mitad de camino descienden del trenecillo la mayoría de ocupantes - por supuesto hay un buen motivo, la Universidad está en el meridiano del trayecto- mientras que el resto continúa hasta la última parada para poder disfrutar de la belleza del entorno.
En el jardín botánico, inmenso, se pueden apreciar todo tipo de árboles y plantas, flores y vegetación arbustiva. Especiales son los gigantescos helechos, planta que es el símbolo de Nueva Zelanda.
A mi personalmente me impresionó la rosaleda de Lady Norwood, miles de rosales que habían explotado en miles de rosas de todas las clases y colores. El olor era embriagador.
También recuerdo vivamente la casa de las begonias y, por encima de todas las maravillas, el gran invernadero, de estilo británico Victoriano, que guardaba un precioso tesoro: Miles de orquídeas, a cual más hermosa, se mostraban en su plenitud de color. El espectáculo de la naturaleza en su estado más sublime.

domingo, 20 de septiembre de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. ITERUM. San Petersburgo. Rusia.

ITERUM

Pasear por San Petersburgo es admirar una gran ciudad. Todo en ella es monumental, sus palacios, sus canales, sus avenidas, sus catedrales. Y digo bien, catedrales. En San Petersburgo hay tres: Nuestra Señora de Kazan, la Catedral de San Isaac y la denominada Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada.

La foto que comparto es precisamente de ésta última. Es una toma totamente vertical. Es decir, la cámara en el suelo enfoncando hacia el seno de la cúpula en la que aparece, precisamente, la imagen del Salvador (Pantocrátor).
Es una iglesia espectacular, no hay ni un solo centímetro de muro o de suelo que no tenga color o decoración. La riqueza de los materiales, los vivos colores, los mármoles, las piedas semipreciosas, las ágatas, el ónix, el lapislázuli... tienes la sensación de encontrarte dentro de algo único. Y nada de eso es pintura, todo son mosaicos que forman una de las mayores colecciones de mosaicos monumentales de Europa.
El nombre de la Catedral tiene sus orígenes en el hecho luctuoso que originó su construcción. El Zar Alejandro III de Rusia hizo levantar el templo justo en el lugar donde dos años antes murió su padre, Alejandro II, víctima de un atentado terrorista perpetrado durante su visita habitual a los acuartelamientos de San Petersburgo. Justo en uno de los laterales del templo se levanta un baldaquino en el lugar donde cayó el Zar herido de muerte.
Recientemente ha sido restaurada recuperando todo el esplendor de la época zarista.
El lugar donde se asienta es igualmente hermoso. El canal Griboyédova, la cercana avenida Nevsky concurrida y bulliciosa, la plaza de las Bellas Artes, con sus teatros y museos...
No dudeis en visitar la ciudad, pero si lo haceis aprovechad los meses de julio y agosto... a partir de septiembre hace mucho frío!

viernes, 18 de septiembre de 2015

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. ITERUM. Pamukkale. Turquía

ITERUM.
La fotografia de hoy puede ser de cualquier lugar en el mundo en el que apriete el calor. Los humanos nos protegemos mediante ropa ligera, cremas solares y bebiendo cantidades enormes de agua o refrescos, acudiendo a las piscinas, las playas o simplemente buscando una sombra.
Pero no todo el mundo puede desprenderse del abrigo con el paso de las estaciones y la única solución es buscar algún rincón en el que protegerse del sol y encontrar una fuente, un rio, un charco, una balsa, una acequia, lo que sea por donde pase agua fresquita.
Este amigo tuvo suerte. En mitad de la canígula que caía a las doce del mediodia en Pamukkale (Turquía), entre miles de turistas que bebían coca-cola, agua y té frio, él encontró esa fuente e hizo lo propio.
Al rato lo ví acostado debajo de una higuera durmiendo plácidamente.

jueves, 17 de septiembre de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. ITERUM. Cusco. Perú


ITERUM
Hoy comparto la fotografia panorámica de la Plaza de Armas de Cusco. Aunque parezca mentira cuando la contemplas, esa plaza era un lago que los incas desecaron para convertirla en el centro económico, cultural y politico de su imperio.
Posteriormente, en la época de dominio de los españoles, se construyeron en ella numerosos palacios y casas señoriales en las que vivían los personajes más ilustres de la ciudad. Todos los edificios de la plaza, bellísimos, se unen en soportales que forman galerías por las que da gusto pasear, contemplando los comercios de artesanía y de manufacturas de lana de los famosos camélidos del altiplano.
Esta fotografia está tomada desde la primera planta de uno de esos edificios, ocupados en su mayoría por restaurantes o comercios. Según mis últimas noticias, desde que hice mi viaje, muchas cosas han cambiado y los antiguos cafés han dado paso a restaurantes de las multinacionales más famosas de comida rápida y de café.
Cusco cambia, como la cambiaron los incas, los españoles y ahora el fast food.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. ITERUM. Tadoussac. Canadá.

ITERUM
Ya os comenté en otro post que mucho de mi material fotográfico no es digital. Empecé a hacer fotos cuando eso de la era digital quedaba todavía muy lejos. Pero no os podeis imaginar el placer de coger las cajas y los álbumes de fotos en papel e ir pasándolas una a una mientras te tomas una taza de té caliente.
La foto que comparto hoy es una de esas, y toda una declaración de intenciones. Amo el mar. Ya está, lo dije. No podría vivir sin él. Tengo tradición marinera y aprovecho el mínimo tiempo que la vida me regala para escapar y, simplemente, contemplarlo.
Creo que sólo hay tres cosas que no te cansarías nunca de contemplar: un bebé en su cuna, el fuego en una chimenea y el mar. El mar siempre sorprende. Y no sólo porque cambia de un día a otro, de una hora a otra, de un recodo a otro, sino porque esconde tesoros que cuando los ves por primera vez te parece que la vida te ha cambiado.
Eso es lo que me ocurrió el día que hice esta foto. Estaba en el muelle esperando que viniera a recogerme un barco para llevarme a alta mar. Tenía un objetivo: ver ballenas. Os puedo asegurar que lo cumplí y con creces.
No os puedo describir la emoción que se siente al ver emerger un gigante desde el fondo del mar a la superficie y oirlo respirar, mojarte con su sifón y ver todo su cuerpo transcurrir plácidamente al lado de tu bote. Se te para el corazón e inmediatamente te invade una sensación de ternura y de complicidad con la Naturaleza. Otras veces las he podido ver (en Sudáfrica, en Nueva Zelanda) pero mi primera vez la recuerdo como si fuera hoy.