domingo, 8 de febrero de 2015

SON LAS FOTOGRAFÍAS DE MIS VIAJES. Oslo. Noruega.

Oslo es una ciudad típica Báltica. Mucho frío, mucha lluvia y si tienes suerte con el tímido sol, una ciudad para pasear. El centro es relativamente pequeño y se puede hacer a pie.
Una de las atracciones más importantes de Oslo es el parque de Vigeland, o parque de las esculturas, creado por el escultor noruego Gustav Vigeland a principios del siglo XX por encargo de la municipalidad de Oslo.
El conjunto de esculturas se corona mediante un monolito de granito, de más de 17 metros, plagado de esculturas humanas desnudas con sus cuerpos entrelazados. El hilo conductor que une el parque es la vida. Las estatuas evocan todas las etapas por las que pasa el ser humano durante su existencia: el nacimiento, la infancia, la adolescencia, el primer amor, la madurez, formar una familia, la vejez y la muerte. La síntesis de toda esa existencia se localiza al final del parque en la llamada Rueda de la Vida
La fotografía que hoy comparto es de una de las composiciones que más me gustó. Un conjunto de bebés abrazados entre sí. Sus cuerpos eran tan suaves como la piel de un recién nacido.
Si vais alguna vez a Oslo, no os perdáis esta visita. Si tenéis suerte coincidiréis con excursiones de niños noruegos a los que les encanta pasear por ese parque y jugar con las estatuas como si fueran compañeros de sus aventuras. Os prometo que ver a los niños abrazando a estos bebés y tocándoles con sus manitas fue una experiencia muy tierna.