En los paises relativamente modernos es raro encontrar patrimonio que se remonte a siglos de antigüedad y que tenga un valor artístico y cultural que se acerque, siquiera, a las grandes construcciones religiosas o civiles de la vieja Europa.
Pero en ocasiones la vida te regala la oportunidad de contemplar una obra de arte hecha edificio. Ese es el caso de la antigua Catedral anglicana de Saint Paul (Old Saint Paul Cathedral) de la ciudad neozelandesa de Wellington, construida en estilo neogótico adaptado a las condiciones y materiales de la isla: Madera nativa con impresionantes vidrieras.
Se trata de una construcción de medidados de siglo XIX y estuvo dedicada al culto durante un siglo. El trabajo fué realizado por un equipo de nueve carpinteros utilizando las técnicas de la época, por lo que al cabo de poco tiempo de su consagración presentó inestabilidades debidas a los fuertes vientos dominantes en la zona, que obligaron a repararla añadiendo estructuras estables.
Desde 1967 fue adquirida por el gobierno de Nueva Zelanda y pertenece a Patrimonio del Estado.
Si os fijáis bien, el interior parece un casco de un galeón con la quilla hacia el cielo. Las banderas que aparecen en la nave son enseñas de la Marina Real, la Marina Mercante y el Cuerpo de Marines de los EEUU, con base en Wellington durante la Segunda Guerra Mundial.
Su órgano es famoso por su insuperable sonoridad. Si tenéis la suerte de poder oirlo, aunque sea en un ensayo, os aseguro que os sobrecogerá. No os perdáis visitar esta magnífica iglesia en vuestra visita a Wellington.