En otros post sobre mi viaje a Uzbekistán, os comenté que aprovechamos la escala que hacía el avión en San Petersburgo para conocer esa maravillosa ciudad.
Sabéis que no acostumbro a dar consejos a los viajeros. Ese no es el objetivo de este blog. Hay otros muchos que lo hacen a la perfección y guían a los futuros turistas a aprovechar al máximo el viaje que van a realizar. Pero hoy voy a hacer una excepción, ya que creo que el consejo bien lo vale: Aprovechad las escalas de los aviones para quedaros algunos días en el lugar de la escala. Es una forma muy económica de ver mundo, puesto que el billete de avión está incluído en el del largo trayecto. Eso os supondrá no tener que volver a pagar por el mismo trayecto en otra ocasión.
Dicho ésto, que me ha costado años pensar (y mira que es de sentido común!) hace ya años que allá dónde el avión para, paramos nostros. Un par o tres de días de hotel es el único gasto que deberéis sumar al total del viaje y al final, tendréis la sensación de haber hecho dos viajes en uno.
Por no tener eso en cuenta me he perdido visitar ciudades tan hermosas como Frankfurt, Doha, o Miami, por ejemplo, o tener que hacer un viaje a Londres o a París expresamente para conocerlas. ¿Verdad que es absurdo?
