jueves, 9 de julio de 2015

SON LAS FOTOGRAFIAS DE MIS VIAJES. Palenque. México.

Otro de los viajes que tenía en mi lista de imprescindibles era México. No sé si os he explicado que tengo una verdadera pasión por la Arqueología. Me encanta visitar sitios arqueológicos para conocer quienes somos y de dónde venimos, para saber hacia dónde vamos.
Imagino lo que debían sentir los arqueólogos que, tras duros días de trabajo (os puedo asegurar que trabajar en una excavación es de todo menos descansado), descubrían maravillas como la que hoy os muestro en la fotografía.
Los que habéis participado en alguna campaña arqueológica sabéis las exclamaciones y el bullicio que se forma cada vez que alguno de los miembros del equipo encuentra un resto arqueológico importante. Así que, imagináos lo que tiene que ser encontrar la capital del imperio Maya de la región de Palenque.
Palenque es una ciudad completa que fue, literalmente, engullida por la selva. El área que se ha rescatado es de apenas un 2% de la superficie total de la ciudad. El sitio arqueológico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Las construcciones que véis en la fotografía corresponden a templos, residencias y observatorios, todos ellos de gran belleza y con el distintivo de estar plagados de esculturas en bajorelieves, genuinos de este yacimiento.
La parte no excavada de Palenque nos da idea de cómo era el panorama que se encontraron los primeros equipos de arqueólogos que querían recuperar esa ciudad. En realidad, los templos cubiertos de maleza se confunden con colinas en los que la vegetación, árboles inmensos incluídos, ha crecido y proliferado de forma que, de no conocer que ocultan las mencionadas estructuras, podrían pasar totalmente inadvertidos para el ojeador.
Los avances tecnológicos actuales, satélites y sondas, han permitido identificar de forma más exacta qué se esconde debajo de cada montículo. Excavar Palenque no va a ser un objetivo fácil ni low cost. Todo lo contrario. Además hay que tener en cuenta que la selva avanza inexorable y el hombre debe luchar contínuamente contra esa progresión, si no quiere ver de nuevo Palenque engullida por la vegetación.