De viaje por
tierras de Castilla La Mancha, y sin haberlo programado puesto que pensábamos
seguir camino para llegar pronto por la tarde a nuestro destino, hicimos una
parada en Ciudad Real para comer a mediodía. Un acierto, sin duda.
Sorpresa es,
cuanto menos, la impresión que me causó esa coqueta ciudad manchega. En alguno
de mis próximos viajes tengo intención de pernoctar en ella y disfrutarla mucho
más.
Su Plaza
Mayor es una maravilla. Repleta de gente a la hora del aperitivo, muestra uno
de los más animados ambientes que he disfrutado. Cometí el grave error de pedir
comida, sin pensar en que por esos lares la caña de cerveza se acompaña de una
tapa suculenta y abundante. Así que, mi consejo es que si vais alguna vez de
cañitas, no se os ocurra pedir plato, porque con las tapas quedaréis mucho más
que satisfechos. Con deciros que una de las tapas era un bocadillo de pimientos
con lomo de cerdo a la plancha!!!
Mientras
estábamos degustando las maravillas de la gastronomía manchega (queso incluido,
of course!) nos sorprendió una música de carrillón de campanas. Efectivamente,
en un rincón de la plaza en un edificio pequeño empezó a ponerse en marcha el
reloj de autómatas. Precioso!
En este año, en el que homenajeamos El Quijote, no puedo pasar por alto la ocasión. Empieza a sonar la melodía (me contaron que por Navidad son villancicos) y aparece Cervantes con su pluma en la mano, que va presentando al resto de personajes. Tras él, Sancho, con su jarra de vino, a la que va pegando tientos, y finalmente Don Quijote, en intensa lectura de su libro de caballerías, blandiendo en su mano derecha una espada de caballero andante. En fin, una maravillosa escena que se repite varias veces al día.
El reloj está en un edificio pequeño pero muy bello, la denominada Casa del Arco, que fue ayuntamiento de la ciudad. Confiscado durante el reinado de Isabel la Católica a un judío, se completó gracias a la donación del Emperador Carlos y de su madre Doña Juana, hasta que terremotos y otros avatares lo dejaron muy diezmado y la ciudad tuvo que iniciar la construcción de otro ayuntamiento, un edificio neoclásico en la misma plaza, ya entrado el siglo XVIII.
En este año, en el que homenajeamos El Quijote, no puedo pasar por alto la ocasión. Empieza a sonar la melodía (me contaron que por Navidad son villancicos) y aparece Cervantes con su pluma en la mano, que va presentando al resto de personajes. Tras él, Sancho, con su jarra de vino, a la que va pegando tientos, y finalmente Don Quijote, en intensa lectura de su libro de caballerías, blandiendo en su mano derecha una espada de caballero andante. En fin, una maravillosa escena que se repite varias veces al día.
El reloj está en un edificio pequeño pero muy bello, la denominada Casa del Arco, que fue ayuntamiento de la ciudad. Confiscado durante el reinado de Isabel la Católica a un judío, se completó gracias a la donación del Emperador Carlos y de su madre Doña Juana, hasta que terremotos y otros avatares lo dejaron muy diezmado y la ciudad tuvo que iniciar la construcción de otro ayuntamiento, un edificio neoclásico en la misma plaza, ya entrado el siglo XVIII.
El balcón me recuerda el de la película "Bienvenido MR. Marshall". Un carrilón precioso muy acorde con el Centenario de Cervantes.
ResponderEliminarEs un edificio singular en la plaza. Desafortunadamente no ha habido una secuencia estética que conserve ese estilo. Puedes ver acompañando a este edificio algunos de dudoso gusto, metálicos y de cristal que poco contribuyen a la belleza de la plaza. Pero la vida es así, y hay que saber encontrar la belleza aunque sea en un rinconcito.
EliminarGracias Carmela por visitar el mundo conmigo. Un beso, guapísima.
Que bonito, no conozco Ciudad Real y sinceramente nunca he sentido curiosidad por conocerla.
ResponderEliminarEs una ciudad muy coqueta, a mí me gustó mucho. Tengo que volver para conocerla mejor.
EliminarSaludos, Teresa.