Hace unos días leí en el periódico de mi ciudad que un grupo de directores/as generales de 36
escuelas con amplia representación en todo el mundo (se trata de una orden
religiosa dedicada a la docencia), se ha desplazado a Finlandia para estar al
día de las nuevas tendencias a nivel pedagógico frente al reto que supone
adaptarse a una sociedad en constante cambio.
El sistema educativo finlandés está considerado el mejor a nivel mundial, por su excelencia en los resultados, su capacidad de innovación y sus métodos totalmente revolucionarios. No estaría nada mal que algunos de sus métodos se aplicaran a nuestras escuelas para dar un paso adelante en la educación de nuestros jóvenes, en la valoración de los docentes y en la implicación de los padres en la formación.
Pero no sólo el sistema educativo de Finlandia es modélico, también lo son otros aspectos que poco a poco van poniéndose en valor en sociedades menos avanzadas, no en vano fue declarada la nación más próspera del mundo y no sólo por su riqueza material, sino por la felicidad y la calidad de vida de sus habitantes, su salud y su libertad.
Visitar Finlandia fue una experiencia contradictoria. El clima lo fastidió todo. La lluvia constante no dejó que disfrutara del país ni pudiera hacer las fotografías que tanto me gustan. Pero pienso desquitarme de tanta agua viajando allí de nuevo en meses más calurosos.
Aprovechando que una tarde no llovía mucho, contrariamente a todas aquellas en las que la lluvia arreció sin dejarnos ni salir del hotel, paseamos un rato por un parque céntrico de la ciudad de Helsinki.
Cual sería mi sorpresa al ver que los árboles estaban abrigados mediante cobijas hechas de patchwork y de ganchillo! Fue la primera vez que vi algo semejante y me dejó atónita. Ahora, años después, es una costumbre que se ha ido extendiendo hacia otros países y no resulta tan chocante, pero esa primera vez la tengo presente cada vez que veo esta práctica en parques de otras ciudades del mundo.
Árboles abrigaditos, qué bonito!
El sistema educativo finlandés está considerado el mejor a nivel mundial, por su excelencia en los resultados, su capacidad de innovación y sus métodos totalmente revolucionarios. No estaría nada mal que algunos de sus métodos se aplicaran a nuestras escuelas para dar un paso adelante en la educación de nuestros jóvenes, en la valoración de los docentes y en la implicación de los padres en la formación.
Pero no sólo el sistema educativo de Finlandia es modélico, también lo son otros aspectos que poco a poco van poniéndose en valor en sociedades menos avanzadas, no en vano fue declarada la nación más próspera del mundo y no sólo por su riqueza material, sino por la felicidad y la calidad de vida de sus habitantes, su salud y su libertad.
Visitar Finlandia fue una experiencia contradictoria. El clima lo fastidió todo. La lluvia constante no dejó que disfrutara del país ni pudiera hacer las fotografías que tanto me gustan. Pero pienso desquitarme de tanta agua viajando allí de nuevo en meses más calurosos.
Aprovechando que una tarde no llovía mucho, contrariamente a todas aquellas en las que la lluvia arreció sin dejarnos ni salir del hotel, paseamos un rato por un parque céntrico de la ciudad de Helsinki.
Cual sería mi sorpresa al ver que los árboles estaban abrigados mediante cobijas hechas de patchwork y de ganchillo! Fue la primera vez que vi algo semejante y me dejó atónita. Ahora, años después, es una costumbre que se ha ido extendiendo hacia otros países y no resulta tan chocante, pero esa primera vez la tengo presente cada vez que veo esta práctica en parques de otras ciudades del mundo.
Árboles abrigaditos, qué bonito!