Cuando veo la fotografía que hoy comparto con vosotros me invade una inmensa tristeza. Se trata de la fortaleza del Crac de los Caballeros, situada cerca de Alepo, en Siria, sede central de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén en territorio sirio durante la época de las Cruzadas.
La visitamos el año 1999 cuando Siria era un país en el que las personas sonreían y nada hacía presagiar la desgracia que ha ocurrido en ese país con la guerra civil.
El castillo, precioso tanto en su interior, salones, cocinas, patios, estancias, como en su exterior, una magnífica doble muralla, era una construcción imponente que podía verse sobre un montículo a kilómetros de distancia. No es raro, pues, que se eligiera ese lugar para construirlo ya que es una atalaya perfecta para divisar al enemigo en la lontananza.
Fué declarado Patrimonio Universal de la Humanidad por la UNESCO, pero desgraciadamente este reconocimiento no le ha servido para evitar que sea bombardeado intensamente y destruido totalmente.
Así que os podéis imaginar las sensaciones encontradas que me asaltan: por una parte alegría por haber tenido la suerte de visitarlo y verlo con mis propios ojos, y por otra la sensación de que el ser humano es estúpido hasta la saciedad y que como decía Einstein "Hay dos cosas infinitas: El Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro".