En Macchu Picchu cada rincón, cada piedra, cada brizna de hierba encierra poesía. Es un himno al pasado destilado a través de la Historia en un alambique de misterio y paciencia.
Nada como un paseo en solitario por sus enrevesadas calles, empinadas escaleras, estrechos caminos y intrincados barrios, como para apreciar el maravilloso encanto de ese lugar cargado de misterio.