Uno de los viajes de los que tengo menos publicaciones es México, y no es precisamente porque ese país no tenga interés para mí, todo lo contrario. El motivo es que todo el reportaje fotográfico que realicé está hecho en papel, puesto que lo visité cuando no teníamos ni tan siquiera idea de que las cámaras dejarían de tener carrete y que para ver el resultado debías esperar unos días hasta que fuera revelado.
Una de las ciudades que me fascinó fue Oaxaca. Tengo maravillosos recuerdos de su cultura, la calidez de sus habitantes, su arquitectura colonial y sus tradiciones. Ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, alberga tesoros artísticos en su museo y en sus edificios barrocos. Me sorprendió, y mucho, el recorrido pedagógico del museo además del imponente edificio en el que se encuentra. Muchísimos escolares realizaban la visita y aprendían la historia de la ciudad y de las civilizaciones precolombinas, en un ambiente interactivo, con unos recursos tecnológicos que en ningún museo de nuestro país había visto anteriormente.
Apenas a unos kilómetros de Oaxaca se encuentra el yacimiento arqueológico de Monte Albán cuyos orígenes se remontan al siglo VI. En un estado de conservación magnífico permite recrear en tu imaginación la vida cotidiana de sus gentes, en sus calles, sus templos y sus recintos religiosos.
Especialmente hermoso es el juego de pelota. A mitad de camino entre juego y ritual, los pueblos precolombinos practicaban este deporte, tanto en las fiestas de la comunidad como en la vida cotidiana. Muchos son los estudiosos que han dedicado su tiempo a descifrar el significado y las reglas de este juego, cuya interpretación varía de una comunidad a otra o de una región de México a otra de Guatemala. Se cree que se jugaba tratando de no dejar caer la pelota al suelo, ya que era el simbolismo del sol, el dios supremo, incorporándose más tarde un aro de piedra por el que se podía pasar la pelota para ganar el partido de forma inmediata o sumar puntos. Tampoco está muy claro cuál era el destino del ganador y el perdedor, pero conociendo a esos pueblos tan amantes de los sacrificios a los dioses, la hipótesis más barajada es que alguno de ellos acabase siendo la víctima ofrecida en su honor.
Nada que ver con los Messi, Cristiano Ronaldo o Müller actuales que, si no ganan, los que se llevan el disgusto son los demás.
Realmente interesante, Eli! Me alegra ver que sigues deleitándonos con tus viajes! Muchos besos, guapísima!
ResponderEliminarGracias por acompañarme en ellos, siempre, querida Feli. Un abrazo y muchos besos.
EliminarUn campo de juego muy interesante. Asi es Elisenda. Tenemos muchas imagenes que hay que digitalizar.
ResponderEliminarCómo lo sabes! Tengo tanto material que no sé por dónde empezar. Además, los colores han perdido su intensidad y muchas presentan incluso alguna mancha. Ya ves.
EliminarGracias por pasar por aquí y acompañarme en el viaje. Un abrazo.
De alguna forma me recuerda a Harry Potter. No sé si su autora se inspiraría en este juego para inventar el de sus relatos con escobas voladoras. Pero intuyo que algo de su espíritu se percibe. Da igual que tus fotos estén en formato papel o digital son excelentes, Elisenda y gracias a ellas y tus comentarios podemos experimentar casi, casi en persona tu experiencia viajera. Moltes gràcies, Eli.
ResponderEliminarCuando ví la película me pareció que se había inspirado en ello. Tengo esa misma impresión.
EliminarMe piropeas tanto que me ruborizo, pero me encanta viajar contigo.
Un beso, guapísima.
Alguna vez leí que sacrificaban al jugador más destacado, pero no tengo la seguridad. ¡Ay!, dónde irán esas fotos en papel... ¡Gracias, Elisenda!
ResponderEliminarEn cajas, en albums que ocupan espacio y más espacio, y además con la dificultad de conservación de los colores y el papel. Cualquier mudanza es una aventura, por los cambios de humedad, de luz,.... En fin, que bienvenida la era digital para los que tenemos esta afición.
EliminarUn beso, guapetón.
Uff, yo también tengo montones de fotos en papel. Entonces no se podía hacer tantas como ahora, al menos yo racaneaba un montón, no era un pasatiempo barato. Qué curioso lo del juego de pelota, y qué miedo perder!!!
ResponderEliminarUn beso enorme, Elisenda
¡Cuántas cosas habremos tenido que dejar de fotografiar! No era cuestión de racaneo, como tú dices, es que era una cuestión de entrar en ruina!
EliminarCada carrete valía un dineral y revelarlo más todavía. Eso sin contar con que las máquinas no tuvieran ningún fallo, que era lo más normal.
Gracias, Chari por acompañarme en este viaje.
Besos.
¡Qué tiempos aquellos en que no había fotos digitales! Todo en esta vida tiene su encanto, pero creo me quedo con la comodidad de las fotos digitales.
ResponderEliminarMéxico es un país que me encantaría visitar. Tu post de hoy me ha dado nuevas razones y espero que alguna vez pueda ir. Gracias, Elisenda!
Un abrazo fuerte.
Estoy de acuerdo contigo. La era digital en la fotografía me ha abierto todo un mundo de comodidades y posibilidades. Ni te imaginas el espacio que ocupa todo el material en papel que tengo.
EliminarSuerte que con las digitales el problema de espacio ha desaparecido.
Seguro que algún día podrás visitar México. Te lo aconsejo.
Un beso, Julia.
Hola Elisenda,
ResponderEliminarSiempre me gustan tus fotos por peculiares y curiosas. No tengo el placer de haber viajado a Latinoamérica, pero con detalles como los que cuentas se despierta cada vez en mí una curiosidad mayor.
Un beso. Buen fin de semana.
Conocer México es una experiencia maravillosa. Las ciudades coloniales, la zona de Chiapas, el medio natural tanto interior como cercano al mar, valen mucho la pena.
EliminarAnimáos. Además podéis lleva a la niña sin problemas.
Un beso, guapísima.
Encantada de "viajar" contigo. Peculiar el juego de la pelota. De México solo he visitado la parte de Yucatán, pero estuve en Chinchen Itza y aprecie su magnifica arquitectura que nos deja impresionados.
ResponderEliminarUn abrazo.