Viajar a Tréveris (Trier) es llegar a los confines norteños de lo que fué el Imperio Romano. Toda la ciudad es un maravilloso museo al aire libre declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En otro de mis posts os mostré la Catedral de Nuestra Señora de Tréveris, que me enamoró por su simplicidad y belleza.
Pero el atractivo principal de la ciudad es poder contemplar la Porta Nigra, la única puerta que queda en pie de la colosal muralla construida por los romanos para defensa de sus territorios contra los bárbaros del norte de Europa.
Pero el atractivo principal de la ciudad es poder contemplar la Porta Nigra, la única puerta que queda en pie de la colosal muralla construida por los romanos para defensa de sus territorios contra los bárbaros del norte de Europa.
Se trata de un monumento espectacular que te golpea con la fuerza de los elementos sólidos, gigantes, contundentes y te va empequeñeciendo a medida que vas acercándote. Hay un momento en el que dejas de existir, aquél que se produce cuando atraviesas la puerta exterior y te colocas justo entre los dos muros de la muralla, un lugar vacío con la altura de todo el monumento flanqueado por galerías desde las que se colocaban los ejércitos para defender a la ciudad en caso de que la primera puerta fuera violada. Así, esa trampa, ese vacío, se convertía en una sala de muerte y de victoria.
Se la denomina Porta Nigra por el color de la piedra basáltica con la que la construyeron (s.II) y por la pátina que los siglos han ido depositando en su fachada.
Os cuento una curiosidad, el año 2017 aparecerá en las monedas de 2 euros acuñadas en Alemania como representante de Renania Palatinado, land al que pertenece Tréveris. Un gran acierto.