Si hay alguna obra maestra de la arquitectura armenia, sin lugar a dudas, es la Iglesia de Santa Hripsimé. Además de su belleza arquitectónica tiene la particularidad de ser uno de los lugares más sagrados para la Iglesia Apostólica Armenia.
Si habéis leido alguno de los otros post que he dedicado a Armenia, conoceréis mi debilidad por ese país. Creo que es un lugar en el que la orografía y la historia han marcado el carácter de sus habitantes, haciéndolos únicos. Pueblo aferrado a su idiosincrasia tiene como pilares dos elementos fundamentales: su patria y su religión.
El concepto de patria lo tienen tan arraigado que, incluso después de la diáspora que diseminó a millones de armenios por el mundo, siguen considerando a su tierra como el núcleo central de sus vidas en el que todos quieren terminar sus días.
La religión es otro de los factores determinantes. Para ellos la Iglesia Apostólica Armenia es un patrimonio indisoluble a su condición. Creo que tendré que dedicar otro post para explicaros la importancia del cristianismo en esa zona.
Pero volvamos a Santa Hripsimé. Hablar de ella nos lleva a recordar su historia. En la época de Diocleciano los cristianos sufrían intensas persecuciones. Un grupo de mujeres cristianas, lo que ahora podríamos llamar monjas, huyeron de esas persecuciones buscando refugio en Armenia, por aquel entonces bajo el dominio del Rey Tiríades III. Diocleciano, ofendido por esa huída, mandó una carta al monarca en la que le decía: "Ellas son 37. Su líder es Gayané, pero la más bella de entre ellas es Hripsimé. Puedes casarte con ella".
Al ver la belleza de Hripsimé, el rey decidió desposarla, pero ella le rechazó por tratarse de un rey pagano. Esto enfureció al monarca que la hizo torturar hasta la muerte junto a todas sus amigas.
La iglesia de Santa Hripsimé fue construida en su honor alrededor del año 618 por parte del Catholicós Comitás como uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura armenia, en consonancia con la belleza exterior e interior de la Santa, cuyos restos se hallan en un sepulcro en la cripta de la iglesia bajo el altar principal.
En esta iglesia tuve una de las experiencias espirituales más impactantes de mi vida. Nuestros amigos armenios, Edgar y Arman, nos regalaron el Jachkar (cruz armenia) que veis en la fotografía. Tuvimos la suerte de que nos fuera bendecida en una ceremonia íntima en la sacristía de la iglesia y poder depositarla posteriormente sobre la tumba de la Santa. La cripta es apenas una oquedad rupestre a la que se accede por unas toscas escaleras, pero en su interior hay una paz inusual, una paz que te cubre la piel y penetra en toda tu persona. Un olor intenso a flores se percibe desde el momento en que cruzas el umbral, en el que solamente está el sepulcro de la santa, una pequeña hornacina con un ramo de flores frescas y una vela encendida.