No sé si a
vosotros os pasa, pero tener tres días para descansar cuando menos te lo
imaginas y hacer una escapadita con la que no contabas, es algo que ejerce sobre
mí un efecto balsámico similar al de unas largas vacaciones. Es como una siesta
de diez minutos de la que te levantas como si hubieras dormido toda una noche.
Este pasado
mes de julio me ocurrió algo así. De pronto, me encontré con tres días libres.
Ni me lo pensé dos veces y le propuse a mi marido hacer una escapada. Tenía que
ser a un lugar cercano, puesto que la brevedad de tiempo no aconsejaba perder
horas en los aeropuertos ni tener que soportar los retrasos que las aerolíneas poco
responsables habían producido en los pasajeros en los días anteriores a nuestra
salida. Así que me puse a mirar el mapa y el instinto me llevó a la comarca del
Gúdar-Javalambre, en Teruel, un lugar poco conocido por la mayoría pero que habíamos
visitado hacía ya mucho tiempo.
Conocíamos
la parte de Mora de Rubielos, Rubielos de Mora, Valbona por nuestros veranos en
la zona, pero no habíamos visitado nunca la zona perteneciente al Maestrazgo lindante con Castellón.
Un error imperdonable. Así que nos montamos en el coche y empezamos ruta.
Sólo os
puedo decir que ha sido todo un acierto. Hemos descubierto pueblos
maravillosos, casi todos ellos incluidos en la lista de “Pueblos Bonitos de España”: Cantavieja, Puertomingalvo, Mosqueruela,
La Iglesuela del Cid y como colofón, Mirambel. En todos ellos, la Orden del
Temple dejó su huella en colosales edificios.
Especialmente hermosos son los de Mirambel: el Castillo, la Casa
Consistorial (palacio construido al más puro estilo renacentista de las lonjas),
residencias nobiliarias como la Casa de Aliaga y de Castellot, iglesias,
conventos y plazas. Sus estrechas callejuelas están plagadas de escudos, arcos,
soportales y preciosos balcones medievales, conservados tras numerosas campañas
de restauración, que le han otorgado a la villa premios internacionales.
El centro
histórico se halla rodeado por una muralla, construida en parte por los
templarios, con diversas puertas de acceso, entre las que destaca el Portal de
las Monjas que hoy os traigo. Se trata de una espectacular puerta decorada con celosías de
yeso, adosada al convento de las monjas agustinas, otra joya arquitectónica
digna de ser visitada, que guarda en su interior la Iglesia de Santa Margarita,
en la actualidad, iglesia parroquial de Mirambel.
Es un pueblo precioso. Baroja escribió una novela ambientada aquí, La venta de Mirambel. Saludos.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. A mí personalmente, toda la comarca me parece un lugar muy bonito y poco conocido. Un saludo y feliz sábado
EliminarHola Elisenda me los he apuntado todos los pueblos. Me encantó lo poco que conocí de Teruel. Gracias. Abrazos
ResponderEliminarEs una zona digna de ser visitada. Todos los pueblos tienen el encanto que los amantes de la belleza buscamos. Quiero volver en cuanto pueda.
EliminarUn beso, Emerencia. Y feliz sábado!!!
Son pueblos con encanto yo esta semana hice un posts con estos pueblos de Mayorazgo. Un abrazo
ResponderEliminarVoy enseguida a visitar esa entrada. Esta semana he estado un poco desconectada por motivos laborales, pero seguro que este finde me pongo al día.
EliminarUn beso, guapísima.
No sé si te alojaste en "Las moradas del Temple". Es un hotel con mucho encanto en esa población. Está justo al lado de la puerta que muestras. Tienes toda la razón al hacer la valoración de la comarca. La zona del Matarraña y esta de Javalambre-Gúdar tienen un atractivo irresistible.
ResponderEliminarNo nos alojamos en Mirambel. Estuvimos en un hotel precioso entre Puertomingalvo y Mosqueruela. (Mas Cebrián) Un lugar muy silencioso en mitad de la nada, que nos encantó (gastronomía, spa,....)
EliminarQué bonito!!! Es una de las zonas que no he visitado. Muchas gracias por esa hermosa fotografía.
ResponderEliminarTe lo recomiendo mucho. Es un lugar precioso, no sólo lo que se muestra en la fotografía, sino todo el pueblo. Gracias por comentar, princesa
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