Uno de los
tesoros que muestra Singapur, a lo largo de los paseos en barca por los canales,
son las históricas casas de comercio chinas, las llamadas chinese shophouses. Estas antiguas viviendas surgieron durante la
época colonial, a finales del siglo XVIII, como punto de intercambio entre los
territorios más lejanos y los comerciantes europeos.
Después de
la época colonial cayeron en decadencia y se convirtieron en talleres viejos y
ruinosos, con la vivienda de los propietarios en las plantas superiores, lo que
llevó a muchos de ellos al abandono o a ser pasto de los incendios, hasta que
en 1973 la Administración compensó económicamente a algunos propietarios para llevar
a cabo un plan urbanístico de la zona, desviando la actividad comercial a
bloques enteros de edificios en el centro urbano, más acordes con la alta
población y el crecimiento de Singapur.
Pero los
propietarios que no quisieron vender entonces restauraron los edificios y han
experimentado un renacimiento espectacular, con restaurantes, pequeños
hostales, hoteles y casas de té. Algunos de estos edificios son considerados
actualmente monumentos arquitectónicos y han aumentado su valor exponencialmente,
así como los beneficios de sus negocios. Baste mencionar que alguno de ellos
tuvo en 2010, año en el que visitamos la ciudad, facturaciones cercanas a los 4
millones de dólares USA.
Pero lo que
no se puede negar es su belleza. Pasear por los canales en los mini-cruceros
organizados para turistas, por cierto, cortesía de Singapore Airlines si realizas escala en Singapur, pasando por
debajo del puente cercano al magnífico Hotel
Fullerton, adentrarse en la dársena interior y encontrarte de frente con
esas casas tan coloridas, es un espectáculo que no tiene precio. Además,
numerosos bloques de edificios modernos situados alrededor de esa misma dársena
han tomado como patrón ese maravilloso colorido y han incorporado en sus fachadas
esos mismos puntos de color en sus arcos, persianas, paneles, etc.
Atended al
consejo, aprovechad las escalas en vuestros viajes, aunque sólo sean unas
horas. Siempre hay tesoros maravillosos escondidos por descubrir.
Muy interesante y práctico tu consejo, Elisenda.
ResponderEliminarEs algo que hago cada viaje, aprovecho las conexiones para ver más mundo. Además, hago el viaje más descansada y me ahorro largos trayectos, que una no está para muchos trotes.
EliminarUn beso, Carmela.
Está bien poner en valor el patrimonio. Singular y atractivo tu comentario e imagen.
ResponderEliminarPetonets.
En estos paises con poca Historia es necesario recuperar cualquier patrimonio con más de cien años de antigüedad. Y es bonito.
EliminarTienen que sacar el mayor partido sw lo que tienen. Un consejo muy útil lo de las escalas.....
ResponderEliminarGracias a esa práctica he visto Moscú y San Petersburgo, una de camino a Uzbekistan, la otra hacia Armenia. Lo mismo con Singapur, de camino hacia Vietnam. Este año aprovecharemos seguro otra escala para conocer otro país, que por sí mismo, no daría para un viaje de 15 días.
EliminarNo te creas que, por no hacerlo antes, he perdido ocasiones como Qatar o Miami.
Un beso, Teresa.